El proyecto “Volando a la Utopía“, instaurado en la plaza de la colonia Álvaro Obregón de Iztapalapa, el distrito más grande de Ciudad de México, fue inaugurado este mes y en tan solo una semana ha conseguido revitalizar una plaza por la que muchos vecinos no se atrevían a pasar.
Por Eduard Ribas Admetlla
México, 23 de enero (EFE).- Nadie esperaría toparse con un Boeing 737-200 en medio de un conflictivo barrio de Ciudad de México y todavía menos descubrir que alberga una biblioteca en su interior. Pero así es la exitosa iniciativa de las autoridades para fomentar la cultura y reducir la violencia en la periferia de la capital.
El proyecto “Volando a la Utopía“, instaurado en la plaza de la colonia Álvaro Obregón de Iztapalapa, el distrito más grande de Ciudad de México, fue inaugurado este mes y en tan solo una semana ha conseguido revitalizar una plaza por la que muchos vecinos no se atrevían a pasar.
Los atracos a mano armada y la venta de droga han sido sustituidas por un avión pintado con coloridos motivos florales que resguarda 25 computadoras, dos mil libros en línea y 230 impresos en un barrio donde muchos niños no van al colegio ni tienen acceso a internet en casa.
“El avión biblioteca es un proyecto de fomento a la lectura que trata de incluir a ciertas comunidades vulnerables o en estado de rezago a actividades culturales, artísticas y científicas”, explica a Efe la coordinadora del espacio, Diana Itzel González, quien recibe a los vecinos vestida de piloto desde la escalinata que suba hasta la puerta de la aeronave.
UN ESPACIO RESCATADO
Odilón Cortés, vecino de la zona, visita por primera vez el avión junto con su esposa y sus tres hijos, que tienen diez, ocho y cuatro años.
Esta familia no tiene internet en casa, por lo que aprovecha los ordenadores del espacio para que el mayor pueda hacer un trabajo que le encargaron en el colegio.
“Es muy excelente y muy bonito el lugar. A mis hijos les gusta mucho estar en un lugar así, para que se vuelvan más cultos, ya que hemos estado viviendo un lugar muy conflictivo”, cuenta este militar de profesión.
Lamenta que hay mucha gente en la zona que se ve abocada a la delincuencia y no quiere que sus hijos “lleguen a ocupar este lugar”, por lo que tiene claro que volverán a visitar la aeronave así como los espacios para talleres ubicados a su alrededor.
Mientras tanto, la madre lee un cuento a su hija menor en un espacio de lectura, ubicado en la parte trasera del avión, donde puede abstraerse de las dificultades del día a día en este barrio, donde la familia ha sufrido bastantes robos.
Ahora está encargada de pilotar el proyecto, pero el recuerdo que tiene Diana Iztel de cuando estudiaba Biología en este barrio es muy diferente de lo que hay ahora.
“Todo el tiempo había borrachos y asaltaban con mano armada. A la comunidad le pareció muy bien que se rescatara este espacio”, explica.
UN AVIÓN VERDADERO
Los conductores que circulan a través de las dos anchas avenidas que convergen en la plaza todavía se sorprenden al ver el paisaje urbano alterado por un avión de unos 25 metros de envergadura estacionado allí en medio.
Trabajadores de la extinta Mexicana de Aviación fueron los encargados de acondicionar esta aeronave que dejó de operar en 2009 y que desde entonces se encontraba en el cementerio de aviones del aeropuerto de la Ciudad de México.
Fabricado en 1986, voló en Nueva Zelanda y posteriormente en México. Aunque se sustituyeron las filas de asientos por mesas y ordenadores, el espacio mantiene detalles intactos como los compartimentos superiores o las ventanillas.
“Este avión tiene mucha suerte porque después de haber volado tanto tiempo y de estar en un estado de abandono, se recuperó en un proyecto con una visión muy bonita (…) enfocado a los niños para incentivarlos a la lectura”, cuenta Marcos Gerardo López, mecánico de aviación retirado y actual subcoordinador del espacio.
Con este proyecto, Marcos Gerardo puede rememorar sus tiempos en la industria aeronáutica, puesto que también es el encargado del simulador de vuelo instalado en la antigua cabina del aparato, cuyo acceso es un premio para los niños más asiduos a la biblioteca.
El objetivo de la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, es colocar al menos cinco aviones biblioteca en todo el distrito como parte de un gran proyecto de iniciativas gratuitas e incluyentes de recuperación del espacio público.
Entre el personal del proyecto ya hay quien bromea con reconvertir el avión presidencial en biblioteca después de que Andrés Manuel López Obrador se haya planteado rifarlo para deshacerse de él. Otros matizan, incluso, que en esa lujosa aeronave hay espacio incluso para meter una universidad entera.